miércoles, 14 de diciembre de 2022

Procesos

 


Errar. Equivocarse. No tener ganas. Cargar de pinceladas torpes un trabajo que no se siente terminado nunca. Crear una pieza no siempre responde a los tiempos que uno tiene para una entrega. A veces. Los plazos se corren simplemente porque no sale. No me gusta lo que hice. No di con la paleta adecuada. A veces empiezo pensando que la idea es  genial, la mejor que tuve en mi vida y al rato se derrite como un helado al sol. Aun así crear se vuelve oficio. Y aprendo siempre. Sobre todo a llegar a los plazos de entrega. Pero. Que pasa cuando no llego? Hace unos días logré sincerarme. Con el trabajo y con mi cliente. Le dije que no me salía... que me disculpara. Lo mejor es que tuve una respuesta amorosa y comprensiva. Agradezco cada día trabajar de lo que amo y también de tener gente cerca que me acompaña en estos vacíos.

Gracias a todas las personas que eligen regalar o regalarse estas piezas que hacemos en esta casa taller, que tiene un jardín donde las flores y los juegos florecen.